Acabo de fumarme el último cigarro de la última cajetilla que compro. Me supo a gloria, pinche vicio maldito, no sé como puede hacer tanto mal y saber tan bien a la vez. Así es la vida, una promesa es una promesa, además supongo que me hace bien.
Adios vicio querido.... ¡Te voy a extrañar!
P.D. Pido perdón primeramente a mis pulmones por tanto daño (prometo ya no darles tanta lata) y por último a los herederos de Philip Morris, por no seguir engrosando sus cuentas... creanme que me duele más a mi que a ustedes.
1 comentario:
Como?!!! ya nada de nada? asi de sopetón?... use parches o mastique chicle... algo!!!!
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